miércoles, 16 de noviembre de 2011

Filosofía de Jean Sartre

Filosofía de Jean Sartre

Los detractores contra Sartre le calificaron de «un filósofo decimonónico» a lo cual Sartre respondió (fines de los años 1970) «es cierto, porque lo de ahora no es verdadera filosofía», por otra parte Sartre definió concretamente a su existencialismo como un humanismo refutando a quienes le tacharon de nihilista.
Es prácticamente imposible resumir en pocas líneas al existencialismo sartreano porque está relacionado con otros ismos de su época y de todos los tiempos.
Durante la vida de Sartre éste fue especialmente atacado por quienes lo denostaban de ateo y materialista queriendo presentar a Sartre como un "amoral", sin embargo de todos los pensadores existencialistas es quizás el más moralista o, mejor dicho, el más eticista.


En el primer Sartre, como en el primer Heidegger, el ser humano es un ser para la nada, y por esto con una existencia absurda que debe vivir el momento, pero muy pronto hace una inversión copernicana en relación a los criterios que hasta entonces utilizaba la filosofía: en las cosas la esencia ni siquiera precede a la existencia, la "esencia de un objeto es su misma existencia" en cambio en el ser humano la existencia precede a la esencia, será el yo de cada humano con sus transcendencias[3] el que le dará sentido a la existencia humana, por otra parte rechaza (en El ser y la nada) el nihilismo de Heidegger: la nada es algo "irrealizante": es la destrucción de lo ya dado para crear nuevas realidades, ante esto cada ser humano tiene un compromiso existencial con el prójimo y, aunque parezca contradictorio e incluso aporético, el compromiso existencial debe lograr la libertad de todos y cada uno de los seres humanos, de otro modo la existencia humana carece de sentido; en uno de sus apotegmas dice con aparente paradoja que "nunca se es más libre que cuando se está privado de la libertad" porque -si se tiene consciencia de la situación- es cuando se tiene consciencia de la -siempre con aparente paradoja- necesidad de la libertad, los seres humanos entiende Sartre son un ser en situación todavía en una Sociedad condicionada y arte sin embargo su destino es "de dioses" (es decir de ser libres; la frase de Sartre no debe ser tomada literalmente como un postulado metafísico), los vaivenes del sartrismo resultan interesantes al encontrarse en ellos implícitas antinomias: la esencia del humano es la libertad pero (esto se observa en la Polémica Merleau-Ponty-Sartre) "el infierno es la mirada del otro" porque cuando el otro mira a cada otro que no es él (para decirlo más sencillamente: cuando una persona observa o considera a otra) lo objetiviza, lo objeta y lo tiende a hacer objeto .
En sus últimos años (y en esto puede hablarse de un segundo Sartre) tras que intentara un psicoanálisis existencial que negaba a lo inconsciente freudiano por ser de "cuño irracionalista alemán" y en lugar de lo inconsciente trataba de imponer la noción de mala fe ante la cual cada humano debía asumir su compromiso existencial, el mismo Sartre se dio cuenta, y lo reconoció en Sartre por él mismo y en el El existencialismo es un humanismo que se había equivocado al rechazar de plano a lo inconsciente (que Nietszche llamaba Das Esch y Freud como Schopenhauer Das Unbewußt), esta recapacitación le hizo decir a Sartre: «Como diría Lacan el humano es cósmico»[4] (notar que acá Sartre usa el símbolo lacaniano para el sujeto escindido o sujeto clivado no sólo con el uso lacaniano sino probablemente también con una ironía al sugerir que el ser humano está dominado por el dinero) de este modo sin negar el compromiso existencial en pos de la libertad humana es que Sartre admitía como epílogo de su obra que no todo depende de la voluntad consciente de cada sujeto, aunque mantuvo que el esfuerzo humano en pos de la libertad es de todos modos posible.
Durante décadas (desde fines de los 1940 hasta inicios de los 1980) para la opinión pública el existencialismo era presentado casi como exclusivamente sartrismo.

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